Consideraciones sobre la enseñanza de la puntuación

La efectividad de la comunicación escrita de tipo informativo depende de saber escoger las palabras, frases y oraciones adecuadas, saber ordenarlas y expresarlas con claridad, precisión, coherencia y continuidad.

Esto implica un proceso lógico que no nos detenemos a examinar cuando nos comunicamos oralmente. Pero sentarse a escribir es ya otro asunto; entonces es cuando nos percatamos de que existen o deben existir relaciones y secuencias lógicas y gramaticales, medios de enlace oracionales y extraoracionales; y también segmentaciones, pausas lógicas y límites que no pueden expresarse por medio de palabras, sino por medio de señales, marcas o signos peculiares del lenguaje escrito: los signos de puntuación.

Sabemos que enseñar a usar los signos de puntuación no es una solución al problema de la redacción en las escuelas, pero estamos convencidos de que del dominio de ellos depende en gran medida la correcta y clara formulación e interpretación del mensaje escrito.

Podemos incluso afirmar que es la puntuación la que determina en última instancia la correcta distribución del pensamiento en un escrito. En consecuencia, del justo uso de los signos de puntuación depende en gran medida la efectividad de la comunicación escrita. Esto es así porque los signos de puntuación no son un simple detalle ortográfico, expresan relaciones sintácticas, discursivas y lógicas en la expresión escrita del pensamiento

La enseñanza de las relaciones lógicas que se establecen a través de los nexos o medios de enlace entre proposiciones, oraciones y párrafos debería ser, quizás, un paso previo (si no simultáneo) a la enseñanza de los signos de puntuación.

Lo ideal sería, en realidad, encontrar la forma de enseñar conjuntamente todo: las nociones básicas de la redacción y de la gramática; las relaciones y enlaces extraoracionales, y la puntuación. Sólo así se podría encontrar solución a muchos problemas de redacción que están fuera del alcance de la gramática oracional; también se encontrarían explicaciones más adecuadas para el uso del punto y seguido y del punto y aparte.

Sea cual fuere el camino elegido para estudiar o enseñar la puntuación, es inevitable el previo o simultáneo estudio de la teoría gramatical para poder entender claramente las funciones y usos de los signos. El desconocimiento de las funciones de los signos impide a la persona que lee entender a cabalidad lo leído, al igual que priva a la persona que escribe de un arma valiosa para formular y estructurar debidamente las ideas.

El aprendizaje de las funciones de los signos de puntuación requiere de una práctica constante y gradual: al estudiar una segunda regla sobre un signo, las prácticas deben incluir ejemplos en que se requiera también aplicar la regla anterior, y así sucesivamente hasta abarcar todas las reglas.

El dominio pleno de la puntuación podrá obtenerse cuando las prácticas hayan llegado al grado más elevado de complejidad. Esto sólo podrá conseguirse a través de prácticas con párrafos y escritos completos formados por varios párrafos.

Por ello el objetivo final ha de ser aprender a usar los signos al redactar el escrito total. La enseñanza de las reglas por separado y a través de ejemplos con oraciones es sólo una vía, el primer paso, hacia el dominio de los signos en un escrito completo. Y enseñar a marcar los signos en escritos completos hechos (ya redactados) es otro paso hacia el objetivo final: usar debidamente la puntuación cuando redactamos nuestros propios escritos.

El uso de los signos de puntuación es a veces facultativo y a veces obligatorio, por lo que en ocasiones se hace necesario presentar propuestas o alternativas antes que reglas fijas. Debemos hacer énfasis en cuáles son los usos obligatorios y cuáles los facultativos. Estos últimos dependen del contexto y del estilo; y el estilo varía según los autores, según los tipos de escrito en la comunicación ordinaria, según los géneros literarios y según las épocas.

Un texto sin signos de puntuación puede ser interpretado, generalmente, de varias maneras; en consecuencia, puede ser puntuado también de varias formas. Y muchas veces ocurre que puede usarse un signo en lugar de otro: la coma en vez del punto y coma, el punto y coma en lugar del pun­to, los dos puntos en vez del punto y coma o del punto, las rayas en lugar del paréntesis. Como también ocurre que en un mismo lugar haya la posibilidad de usar uno de entre tres o más signos. Fuente: articuloz.com