Política, Organización Social y Economía en el Renacimiento

Las Monarquías autoritarias

Las monarquías autoritarias estimularon el Renacimiento y se beneficiaron del mismo. En Francia, Inglaterra, Portugal y España, los reyes afianzaban los

Estados nacionales bajo su autoridad. Por ello buscaron colaboradores ambiciosos, audaces y con afán de sobresalir. A su vez las obras artísticas y literarias realzaban el prestigio de sus cortes, de manera que la mayoría de los reyes fueron mecenas.

Nicolás Maquiavelo

El mayor aporte renacentista al poder monárquico fue la obra de Nicolás Maquiavelo, titulada El príncipe, en la cual dio normas y consejos a los gobernantes sobre cómo lograr sus fines, afianzar el Estado y ser obedecidos y temidos por sus súbditos.

Las teorías de Maquiavelo rompen con los principios morales y caballerescos de la Edad Media y justifican cualquier proceder del príncipe, siempre que sea para bien del Estado. El principio básico de su obra es «el fin justifica los medios».

Vida caballeresca y belicosa

Vida caballeresca y belicosa dejó de ser el ideal de los nobles. El nuevo hombre debía aspirar a ser cortesano, conocer de poesías, idiomas clásicos, ser educado, elegante al vestir y gentil con las damas; así quedó plasmado en la obra El Cortesano, de Baltasar de Castiglione.

La burguesía

La burguesía adquirió más oportunidad de sobresalir, enriquecerse y adquirir importancia social y económica. Nobles y burgueses impulsaron la nueva mentalidad y disfrutaron de las realizaciones renacentistas.

El capitalismo

El renacimiento influyó en el capitalismo naciente al aportarle el afán de vivir plenamente esta vida, enriquecerse y sobresalir por méritos personales, en contraste con los ideales de austeridad y pobreza de la Edad Media.

Este afán de lucro, que incluía el cobro de intereses, en contra de la prohibición de la iglesia, dio al capitalismo la justificación para su desarrollo e influyó decisivamente en los descubrimientos geográficos y la expansión europea sobre los otros continentes.

La nueva ciencia

A fines del siglo XV y en la primera mitad del siglo XVI se produjo en Europa un extraordinario y completo desarrollo de las ciencias, las artes y las letras.

Este fenómeno es conocido como el Renacimiento. Este es uno de los momentos más brillantes y más importantes de la historia: De los brillantes, porque los artistas crearon entonces obras maestras, difícilmente superadas después, y de los más importantes, porque, así como los descubrimientos marítimos de Cristóbal Colón y otros ensancharon el campo de la actividad material, el Renacimiento ensanchó el campo del pensamiento y de la actividad intelectual.

Este período adoptó una visión nueva del mundo, que trajo consigo derivaciones y resultados fecundos en el siglo XVI. Emerge una cultura y una visión del mundo centrada en el hombre. Esta se orienta hacia los valores de la naturaleza y, así, indirectamente se fomenta el espíritu aventurero que había de fructífera en los descubrimientos.

Se abandonan los sistemas filosóficos de la Edad media, reducidos en gran parte a comentarios de la obra del filósofo griego Aristóteles, y las ciencias avanzan por el camino de la experimentación, dejando de buscar su justificación, más que en la investigación, en lo que afirmaban los pensadores de la antigüedad: Ptolomeo, Platón y otros.

La literatura, como las artes plásticas, se ve invadida por el espíritu laico, dejando de estar bajo la tutela de la Iglesia. En el plano religioso, se abandonan formas de piedad externas y superficiales, retornando, a través de la lectura de los textos bíblicos (cosa que hizo posible la invención de la imprenta), a formas de pureza evangélica.

Fuente: Apuntes Historia del Arte del Renacimiento al Siglo XVII