Harmenszoon Van Rijn, Rembrandt

Hijo de un molinero, nació en Leiden, en cuya universidad ingresó, la cual abandonó, para hacerse pintor. En 1631, pasó a Amsterdam, donde consiguió con rapidez reputación internacional y prosperidad material.

Sin embargo, tras el fallecimiento de su primera esposa, Saskia, en 1642, se vio asediado por dificultades financieras y personales. Después de 1645, vivió con Hendrickje Stoffels, pero tanto ella como los hijos murieron antes que él.

Rembrandt dibujo, pintó y grabó incesantemente. Apuró al máximo los recursos de estos tres medios de arte. Sus dibujos solían ser estudios impulsivos, directos de la naturaleza, que servía de estímulo a su imaginación.

Aunque usaba el buril con una inusitada espontaneidad, sus grabados solían estar tan elaboradamente trabajados como sus pinturas. Las primeras pinturas de Rembrandt eran de pequeñas proporciones con escenas dramáticamente pobladas.

En la década de 1630 atravesó por una fase ostentosamente barroca, quizá con la intención deliberada de emular a Rubens; a veces se inspiraron en la de este último, y sus formas tenían un sentido del peso y del volumen que sugieren la influencia de aquel.

Las pinturas temáticas de este período son dramáticas, llenas de gestos y expresiones violentas y exageradas. Mostró un gusto romántico por los materiales exóticos y los metales preciosos. Su autorretrato y los retratos de su familia revelan una confianza propia en sí mismo casi jactanciosa.

La ronda nocturna de 1642, que muestra el desfile de una compañía de la guardia, resume una fase barroca. Los jefes de la compañía parecen querer salirse del cuadro; movimientos diagonales zigzaguean hacia el fondo, la luz tiene un encanto teatral.

Los dos personajes principales, los que se encuentran en el centro de la obra, poseen algunas características con respecto a la sombra. Es factible observar sobre el uniforme del teniente, la sombra de una mano.

No resulta difícil determinar que es proyectada por la mano gesticulante del capitán, pero a los ojos la relación no resulta evidente en absoluto. La sombra de la mano no tiene ninguna relación significativa con el objeto sobre el que aparece.

Puede considerarse como una aparición surgida de cualquier parte, pues sólo adquiere significación cuando se la relaciona con la mano del capitán, que está algo alejada, no directamente relacionada con la sombra, y es de forma totalmente distinta.

Fuente: Apuntes Historia del Arte del Renacimiento al Siglo XVII