Clases de fuego

Según el comportamiento de los diversos materiales combustibles, se ha normalizado su agrupación en las siguientes clases de fuego:

Fuegos de clase A: Son los de combustibles sólidos que retienen oxígeno en su interior formando brasas. Son los llamados fuegos “secos”.

Por ejemplo, madera, papel, tejidos, carbón.

Fuegos de clase B: Son los de combustibles líquidos. Son los llamados fuegos “grasos”. Sólo arden en la parte de su superficie que esté en contacto con el oxígeno del aire.

Por ejemplo: gasolina, aceite, gasóleo.

También se incluyen en este grupo aquellos materiales que aún siendo sólidos a la temperatura normal, se licuan antes de llegar a la temperatura de ignición, como asfaltos, parafinas, algunos tipos de plásticos.

Fuegos de clase C: Son los producidos por sustancias gaseosas. Por ejemplo, propano, butano, gas ciudad, hexano.

Fuegos de clase D: Son los de metales combustibles, cuya extinción debe tratarse de forma especial.

Por ejemplo, magnesio, aluminio en polvo, sodio, potasio.

Fuegos eléctricos: Antiguamente, a los fuegos en presencia de tensión eléctrica se les denominaba como fuegos de clase E.

Pero no se trata de una clase de fuego, ya que eso dependerá de la naturaleza del combustible que arde.

Fuente: Manual S.E.P.E.I. de Bomberos, Publicaciones de la Diputación de Albacete