Espuma como agente extintor

La espuma física, son burbujas de aire que se producen al mezclar en un estado turbulento espumógeno, agua y aire.

El Coeficiente de Expansión de una espuma es la relación entre el volumen final de la espuma y el volumen original de espumante (Espumante = Espumógeno + agua), atendiendo a esta definición clasificaremos las espumas en espumas de baja expansión, media expansión y alta expansión.

En general y a modo de orientación diremos que una espuma de media expansión es aquella en que un litro de espumante mezclado con aire produce alrededor de 150 litros de espuma expandida y la de alta expansión produce hasta 1.000 veces su volumen inicial, aunque, lógicamente estas cifras dependen de diversos factores.

Debe mencionarse, al tratar de este Agente, la Espuma Química, que fue utilizada durante algunos años en algunos sistemas de extinción.

Se obtenía por reacción de productos químicos (dos soluciones: una ácida y la otra alcalina), que al formar CO2, “impulsa” las burbujas de espuma. Prácticamente ha dejado de usarse, entre otras causas, por la corrosión que producen sobre los equipos y productos que se aplican.

Método de extinción:

La espuma extingue por sofocación, aislando el combustible del comburente e impidiendo la liberación de los vapores combustibles volátiles.

La espuma extingue también por enfriamiento, absorbiendo el calor de la superficie del combustible y de los materiales adyacentes.

Eficacia:

Es adecuada para la extinción de fuegos de Clase A y de Clase B. No es aceptable en presencia de tensión eléctrica.

Limitaciones:

Es inadecuada para los fuegos de la Clase C y D. Debe tenerse mucho cuidado cuando ha de aplicarse sobre aceites calientes, asfaltos o, en definitiva, líquidos cuyas temperaturas sean superiores a la de la ebullición del agua.

Cuando se trata de líquidos inflamables miscibles en el agua, sólo son eficaces los espumógenos antialcohol.

Medios de aplicación:

La propulsión de espuma se realiza con los mismos medios que para el agua, añadiendo proporcionadores o dosificadores (donde se mezcla el agua con el espumógeno) y lanzas o generadores especiales (donde se mezcla el espumante con el aire).

El caudal de la lanza o generador, debe de ser igual o mayor que el del proporcionador, siendo la temperatura ideal del agua para formar una buena espuma entre 5º y 38º C.

Tipos de espumógeno:

Espumógenos Proteínicos. A base de proteínas hidrolizadas, se les añaden estabilizadores e inhibidores para resistir la descomposición evitar la congelación y prevenir la corrosión. Se diluyen en el agua en proporciones de 3% al 6%.

Espumógenos Fluorproteínicos.

De origen proteínico se les añade un aditivo fluorado para mejorar sus condiciones de utilización y, en definitiva, hacer mas resistente la burbuja a la contaminación del líquido. Se suele emplear en las mismas proporciones que el anterior.

Espumógenos Sintéticos. Se fabrican combinando productos químicos con el fin de conseguir las mismas propiedades que los Proteínicos o bien mejorar alguna cualidad en particular.

Entre estos tenemos los AFFF (Aqueous Film Forming Foam), formadores de película acuosa y en los cuales se pretende mejorar la “movilidad” de la espuma y los Espumógenos Hidrocarbonados, cuya espuma puede ser empleada como humectante en fuegos de la Clase A y como emulsionante en fuegos de la Clase B.

Espumógenos Antialcohol. Tomando como base el Espumógeno Proteínico, se combina con un tipo especial de jabón (Estereato de zinc o de aluminio), para darle a la espuma una menor solubilidad y una mayor resistencia de la superficie de contacto entre la espuma y el combustible.

Fuente: Manual S.E.P.E.I. de Bomberos, Publicaciones de la Diputación de Albacete