Propiedades de la materia

Las distintas formas de la materia se diferencian por ciertas cualidades que llamamos propiedades físicas.

Son propiedades específicas: color, olor, sabor, solubilidad, densidad, conductividad del calor y la electricidad, brillo, transparencia, dureza, maleabilidad, ductilidad, estructura cristalina, punto de fusión, ebullición, etc.

Así, por ejemplo, el cobre y el oro se distinguen por su color; el agua, el alcohol y la gasolina, por su olor; la sal y el azúcar, por su sabor; el plomo y el aluminio, por su densidad; el vidrio y el diamante, por su dureza.

Son propiedades extensivas las que dependen de la cantidad de materia, tal como peso, volumen, tamaño.

Otras propiedades como la presión y la temperatura, pueden hacer cambiar el estado de la materia.

Las propiedades químicas de la materia se ponen de manifiesto cuando se transforma la materia en otra distinta.

Densidad La densidad se define como la relación entre la masa y el volumen de una substancia o entre la masa de una substancia y la masa de un volumen igual de otra substancia tomada como patrón.

La densidad de los sólidos y de los líquidos se expresa con relación al agua, indicando cuántas veces la sustancia es más o menos pesada que el agua.

En el caso de los gases esta relación no tendría ningún sentido y por ello su densidad se expresa con respecto al aire, medidos ambos en las mismas condiciones de presión y temperatura, a esta relación se le conoce como “densidad relativa”.

La densidad relativa de un gas indica las veces que un volumen del mismo pesa más o menos que el mismo volumen de aire (un metro cúbico de aire seco a 0ºC y a una presión de 760 mm de mercurio, pesa 1,2929 kg).

Los gases menos densos que el aire (d < 1) tienden a ascender en la atmósfera, diluyéndose fácilmente en la misma. Su fuerza ascensional se emplea en la construcción de aerostatos y dirigibles (helio, hidrógeno, etc.). Los gases más densos que el aire (d >1) tienen tendencia a acumularse a ras del suelo y a las oquedades del terreno (anhídrido carbónico, butano, etc.) aunque con el tiempo terminan también diluyéndose y disipándose en el aire.

La densidad de los gases tiene mucha importancia en el caso de fugas accidentales, no sólo por lo ya indicado de su ascensión en la atmósfera (hidrógeno, gas natural, etc.) o su tendencia a acumularse en los puntos bajos (propano, butano, etc.) sino porque cuanto menor se la densidad del gas, su difusión y dilución en el aire será más rápida.

Fuente: Manual S.E.P.E.I. de Bomberos, Publicaciones de la Diputación de Albacete