Gas natural

El gas natural procede de yacimientos subterráneos donde se encuentra, a presión, embebido en rocas areniscas de la que se extrae mediante perforaciones.

Se puede encontrar acompañado de crudos de petróleo (gas natural asociado) o bien en yacimientos exclusivos (gas natural no asociado).

En todos los casos su composición básica es el metano, que se encuentra como mínimo en un 50%, acompañado de otros hidrocarburos saturados (etano, propano, butano, pentano e incluso exano), gases ácidos (anhídrido carbónico, ácido sulfhídrico) u otros gases (nitrógeno, hidrógeno, oxígeno, helio).

Para su distribución y empleo, algunos de estos gases acompañantes del metano deben eliminarse, recuperarse o bien neutralizar sus efectos mediante la adición de otros gases que compensen su presencia (propano, etano), de forma que los gases de diferentes procedencias sean perfectamente intercambiables entre sí.

Una vez tratado adecuadamente, el gas natural se trasporta mediante tuberías a presión o bien se licua para su trasporte en buques metaneros o en camiones cisterna a unos 160ºC bajo cero.

El acero normal se torna quebradizo al someterlo a tan bajas temperaturas, por lo que los depósitos y tuberías en contacto con el GNL (Gas Natu- ral Licuado) deben ser de aceros inoxidables especiales o de aluminio.

El gas natural no tiene olor y para poder detectar cualquier posible fuga se le adiciona un compuesto químico llamado THT (tetrahidrotiofeno), que tiene un olor tan penetrate y característico que incluso en cantidades mínimas, del orden de 10 partes por millón, es suficiente para odorizar el gas.

En cualquier momento deben tenerse en cuenta los riesgos de quemaduras graves por congelación, ante posibles contactos con el GNL.

Fuente: Manual S.E.P.E.I. de Bomberos, Publicaciones de la Diputación de Albacete