El Expresionismo abstracto

El expresionismo es un movimiento que surge como reacción al impresionismo; se desarrolla principalmente en Alemania en el primer tercio del siglo XX; (desde 1905 hasta finales de la década de 1920), por lo cual sufre el tremendo impacto de la primera guerra mundial. Surgió como una corriente artística que buscaba la expresión de los sentimientos y las emociones del autor, más que la representación de la realidad objetiva. El movimiento expresionista apareció en los últimos años del siglo XIX y primeros del XX como reacción frente a los modelos que habían prevalecido en Europa desde el renacimiento, particularmente en las anquilosadas academias de Bellas Artes.

El artista expresionista trató de representar la experiencia emocional en su forma más completa, sin preocuparse de la realidad externa sino de su naturaleza interna y de las emociones que despierta en el observador. Para lograrlo, los temas se exageran y se distorsionan con el fin de intensificar la comunicación artística. En el campo de la publicidad comercial el expresionismo gozó de pocas oportunidades para aplicar sus principios, sin embargo en libros, revistas o posters y en pequeñas ediciones para bibliófilos y en los panfletos políticos extremistas si se produjeron interesantes ejemplos con innovadores resultados.

Desde un punto de vista formal la utilización de los distintos alfabetos no pasa de tener un objetivo informativo y universal pero reflejando el sentido individual dañado por la industrialización y los políticos. Si bien el expresionismo produjo resultados destacados durante un breve periodo, hasta hoy son visibles sus huellas. Se reconoce y valora el intento de crear una expresión personal sin consideración a las reglas del estilo dominante.

Ahora bien, si los grandes precursores del expresionismo, Hugo von Hofmannsthal y Robert Musil, se distanciaron pronto del movimiento o lo superaron haciendo hincapié en la irrealizabilidad del proyecto expresionista, y viendo en esta tendencia «sentimientos falsos que se manifiestan en mundos especiales primitivos o mórbidos de sujetos patológicamente reducidos», las películas expresionistas aparecen, en esta década del ’20, como la indefectible realización de las fantasmagorías prefiguradas por las tendencias expresionistas en el principio del siglo.

Así a través del cine parecen «volver» más alucinados que nunca la disposición hacia la abstracción sustentada en la supuesta angustia germánica worringeriana y en el programa de la búsqueda de la realidad expresionista en la irrealización del mundo. Estas características se plasman en este cine sobre todo en la distorsión de las puestas en escena y el tratamiento de la luz con fuertes contrastes del claroscuro que remiten, según la lectura de Deleuze, a una lucha que sumerge al mundo presentado, en este espacio del expresionismo, en la vida no orgánica de las cosas.

Esta afición por animar los objetos -del Golem a la autómata de Metropolis-recuerda «una vida terrible que ignora la sabiduría y los límites del organismo, tal es, dice Deleuze, el primer principio del expresionismo.» Así las sombras, las paredes y otros elementos, como una materia preorgánica, se alzan en la subordinación de lo «extensivo a un principio intensivo.» De este modo, como señala Mitry, el volumen de la arquitectura reemplaza las superficie pintadas como condición formal del expresionismo.

A este respecto Lotte Eisner observa en Der Golem: La forma original de las construcciones góticas se transparenta en esas casas de aguilones rígidos, muy altos y estrechos, cubiertos de caña. Sus contornos angulosos, oblicuos, su densidad vacilante, sus escalones usados, ahuecados, no parecen a fe mía sino la encarnación demasiado irreal de un ghetto malsano y superpoblado, donde se vive una eterna angustia.

De esta manifestación de las fuerzas de la oscuridad, las distorsiones de la Umwelt donde la luz se «hunde en un fondo sin fin», la tendencia a la abstracción y sobre todo la terrible vida no orgánica de las cosas que azota al mundo confundiéndose con la naturaleza caracterizan al cine alemán de este principio de siglo. Trabajando la piedra de litografía o la madera los artistas se encontraban en disposición de dar forma a sus ideas.

Los artistas expresionistas pronto integraron los productos de esos experimentos tipográficos en su repertorio. El individualismo fue la fuerza por una parte pero la debilidad por otra pues las repeticiones y la no transmitibilidad a todas las áreas del diseño limitaron las posibilidades e impidieron que pudiera surgir un movimiento renovador amplio.

Fuente: Historia del diseño gráfico de la Universidad de Londres