Felipe IV

Felipe IV (1605-1665), rey de España (1621-1665), durante cuyo gobierno tuvo lugar el más evidente proceso de decadencia de la Monarquía Hispánica. Hijo de Felipe III, a quien sucedió tras su fallecimiento, y de Margarita de Austria, nació el 8 de abril de 1605 en Valladolid.

Principales influencias

El conde-duque de Olivares dirigió la política de la Monarquía Hispánica durante veinte años del reinado de Felipe IV, concretamente desde 1623 hasta 1643. Aquí aparece representado en uno de los más famosos retratos del sevillano Diego Velázquez, expuesto en el Museo del Prado de Madrid.

Su favorito, el valido Gaspar de Guzmán, conde-duque de Olivares, contribuyó decisivamente a su formación y aprendizaje del “oficio” real. Inteligente, culto, sensible y capacitado para las tareas de gobierno, Felipe IV adolecía, sin embargo, de falta de seguridad en sí mismo, y era indeciso y débil de voluntad. La fuerte influencia que tuvo sobre él Olivares fue reemplazada en 1643 por la de sor María de Jesús de Ágreda, con quien mantuvo una correspondencia constante durante el resto de su vida, un dilatado periodo en el que las desgracias familiares y las de la Monarquía Hispánica incrementaron su tendencia a la melancolía y su sentimiento de culpa.

La familia y la corte de felipe IV

Las Meninas (1656) es un cuadro complejo. Está considerado como la obra maestra de Velázquez. La figura del centro es la infanta Margarita Teresa, hija del rey Felipe IV, flanqueada por dos meninas o damas de honor. La figura que baja la escalera en el extremo opuesto de la habitación sirve para acentuar el plano horizontal.

Hija del rey francés Enrique IV y de María de Medici, Isabel de Borbón contrajo matrimonio en 1615 con el hijo y sucesor del monarca español Felipe III, que se convertiría en el rey Felipe IV seis años más tarde. Este retrato ecuestre suyo es obra del pintor español Diego de Silva Velázquez, llevada a cabo en 1635 y 1636, y se conserva en el madrileño Museo del Prado.

Este retrato de María de Austria (1606-1646), hija del rey español Felipe III y de Margarita de Austria, es una de las obras que el artista español Diego de Silva Velázquez llevó a cabo durante su primera visita a Italia, fue pintado en Nápoles en 1630 y se conserva en el madrileño Museo del Prado. María de Austria, hermana del también monarca hispano Felipe IV, contrajo matrimonio durante el reinado de éste, en 1631, con su primo, el entonces rey de Hungría y Bohemia y futuro emperador, Fernando III de Habsburgo.

El infante español Fernando de Austria, hijo del rey Felipe III y de Margarita de Austria, accedió al cardenalato a los diez años. Nombrado en 1632 por su hermano, Felipe IV, gobernador de los Países Bajos, obtuvo una decisiva victoria en Nördlingen dos años más tarde, que puso fin a la intervención sueca en la guerra de los Treinta Años. En esta imagen aparece retratado en traje de caza por el gran artista español Diego de Silva Velázquez, en un lienzo pintado entre 1632 y 1636 que se conserva en el madrileño Museo del Prado.

Vista exterior de la fachada principal del casón del Buen Retiro. Dicho edificio, actualmente adscrito al Museo del Prado, fue construido en 1637 según trazas del arquitecto Alonso de Carbonell para albergar el salón de baile del palacio del Buen Retiro.

Felipe IV se casó en 1615 con Isabel de Borbón (seis años antes de acceder al trono), con quien tuvo, además de otros hijos malogrados, al príncipe heredero Baltasar Carlos (1629) y a la infanta María Teresa (1638), futura esposa del rey de Francia Luis XIV, cuya unión propiciaría, en 1700, el acceso de la Casa de Borbón al trono de España. Tras las sucesivas muertes de la reina Isabel de Borbón (1644) y del príncipe heredero (1646), Felipe IV se casó en 1649 con su sobrina Mariana de Austria, de cuyo matrimonio sólo dos hijos alcanzaron la edad adulta: la infanta Margarita Teresa (1651), futura emperatriz (por su matrimonio con el emperador Leopoldo I), y el que sería heredero del trono, Carlos II (1661). El más famoso de sus diversos hijos naturales fue don Juan José de Austria (1629).

Su reinado, sobre todo en los años de gobierno del conde-duque de Olivares, fue un periodo de lujo, fiestas y exaltación cortesana. En 1633 comenzó la construcción del palacio del Buen Retiro, escenario principal de la corte planeado por Olivares como el espacio perfecto para proclamar al mundo la grandeza y el triunfo de la Monarquía Hispánica.

El reinado

Conocido también como Las lanzas, este lienzo es una de las más afamadas y bellas muestras de la historia de la pintura. Lo pintó, hacia 1634, el sevillano Diego de Silva Velázquez para adornar el principal salón del palacio regio del Buen Retiro. El hecho se enmarca en la denominada guerra de los Países Bajos que la Monarquía Hispánica mantuvo contra el intento, finalmente logrado, de independencia de esos territorios.

El general español Gómez Suárez de Figueroa, tercer duque de Feria, combatió desde 1630 en la guerra de los Treinta Años, durante la cual logró tres años más tarde la conquista de la ciudad renana de Brisach. La fotografía reproduce el lienzo pintado por el artista español José (o Jusepe) Leonardo y titulado Toma de Brisach, que reconstruye el acontecimiento y en el que aparece el tercer duque de Feria sobre su caballo antes de conseguir la rendición definitiva de la fortaleza. La obra fue ejecutada en 1635 para formar parte del llamado salón de Reinos del madrileño palacio del Buen Retiro, ya desaparecido, y en la actualidad se encuentra en el cercano Museo del Prado.

El reinado de Felipe IV puede dividirse en varias etapas: una primera, hasta 1643, en que el protagonismo esencial le corresponde a su valido, el conde-duque de Olivares; una segunda, en la cual Luis Menéndez de Haro, marqués de Carpio, dirigió los destinos de la Monarquía Hispánica (1643-1661); y, finalmente, los últimos años de la vida de Felipe IV, hasta 1665.

La Batalla de Rocroi, pintura anónima del siglo XVII que se conserva en la Galerie de Monsieur le Prince de Condé (Chantilly, Francia), refleja el combate librado el 19 de mayo de 1643 entre tropas españolas, que sitiaban dicha ciudad, y francesas, en el transcurso de la guerra de los Treinta Años.

Coronado rey en 1640, con lo que Portugal se independizó respecto de la Monarquía Hispánica, Juan IV el Afortunado fue el primer soberano de su país perteneciente a la Casa de Braganza. Además de sobre los españoles, durante su reinado Portugal logró importantes victorias bélicas ante los holandeses.

Con Olivares, la Monarquía se implicó plenamente en la guerra de los Treinta Años y reanudó la guerra de los Países Bajos. En este último sentido, su programa político tuvo como referente indiscutible el proyecto de Unión de Armas (1624-1626). Tras unos años de brillantes victorias, el fracaso de su política interior, la falta de recursos y la intervención de Francia en la guerra comenzaron a cambiar la situación.

Ésta alcanzó cotas de gravedad tales como para ser considerada la mayor crisis interna sufrida por la Monarquía Hispánica, y estuvo salpicada por numerosas sublevaciones, como la rebelión de Cataluña (1640), la guerra de Separación de Portugal (también iniciada en 1640) o la rebelión de Andalucía (1641). También en 1643, el 19 de mayo de aquel año, los Tercios españoles fueron derrotados por las tropas francesas en la batalla de Rocroi, hito bélico que tradicionalmente se ha considerado como el punto y final de la hegemonía de la infantería hispánica en Europa.

En enero de 1641, las tropas que defendían Barcelona vencieron a los ejércitos del rey español Felipe IV en la batalla de Montjuïc.

Los años posteriores no pudieron alterar el curso de los acontecimientos. La guerra franco-española continuó, pero, a pesar de éxitos como la recuperación de Cataluña, el apoyo de la Inglaterra republicana resultó decisivo para la victoria de Francia, consumada en 1659 con la Paz de los Pirineos.

En los últimos años de su reinado, concluidos los grandes conflictos, Felipe IV pudo concentrarse en el frente portugués.