Fernando VI

Fernando VI (1713-1759), rey de España (1746-1759), continuador del programa reformista iniciado desde la entronización de la Casa de Borbón.

Los primeros años de su reinado

Hija del rey portugués Juan V y de la archiduquesa María Ana de Austria, se casó a principios de 1729 con el futuro rey español Fernando VI, de acuerdo con la política matrimonial de las dos monarquías ibéricas. Especialmente amante de la música, adquirió un impresionante nivel cultural e influyó notablemente en la actividad regia de su esposo desde que éste accedió al trono español en 1746. La ciudad chilena de Santa Bárbara, cuya denominación tiene su origen en un fuerte homónimo levantado en 1756 para hacer frente a las incursiones indias, recibió ese nombre en su honor.

Hijo de Felipe V y de la primera esposa de éste, María Luisa Gabriela de Saboya, nació en Madrid el 23 de septiembre de 1713. Heredó el trono español a la muerte de su padre, en julio de 1746. Melancólico y depresivo como él, también tuvo que recurrir a la terapia de la música, cultivada en su corte por los italianos Farinelli y Domenico Scarlatti. De igual forma que Felipe V lo estuvo respecto de su primera esposa (Isabel de Farnesio), Fernando VI fue dominado por su mujer, la hija del rey portugués Juan V, Bárbara de Braganza, con la que había contraído matrimonio en 1729. Dispuso de ministros españoles eficaces: el marqués de la Ensenada, que ejerció varias secretarías; José de Carvajal como secretario de Estado; o el jesuita Francisco Rávago en el cargo decisivo de confesor real.

La política internacional de Fernando VI fue de paz y neutralidad armada, resistente a las solicitaciones de Francia y Gran Bretaña. La política americana fue también positiva y productiva en sus aportaciones a la Hacienda. Con Portugal, se ajustaron acuerdos coloniales mediante la firma del Tratado de Madrid de 1750, por el cual los portugueses cedían, al norte del Río de la Plata, la colonia del Sacramento, pero a cambio de territorios cercanos donde estaban asentadas varias reducciones jesuíticas de los indios guaraníes que tenían que ser deportados a otros lugares y eran hostiles a ser dominados por Portugal, lo cual acabó por provocar la denominada Guerra Guaranítica (1754-1756). El forcejeo de unos y otros no evitó el cumplimiento parcial de lo estipulado, que con el sucesor de Fernando VII, Carlos III, se revisaría.

El español Zenón de Somodevilla y Bengoechea, marqués de la Ensenada desde 1736, comenzó su distinguida carrera política en 1743, durante el final del reinado de Felipe V, año en el que pasó a desempeñar las secretarías de Hacienda, Guerra, Marina e Indias, y Estado. El final de su influencia y de su gobierno tuvo lugar en 1754, cuando quien reinaba era Fernando VI. Este retrato suyo, obra del pintor italiano de la primera mitad del siglo XVIII, Jacopo Amigoni, se conserva en el madrileño Museo del Prado.

En el interior, se fomentó la construcción naval para la Armada, siguiendo la política llevada a cabo anteriormente por el secretario de su padre, José Patiño, y potenciando la puesta a punto y la producción de los astilleros de Ferrol, Cartagena y Cádiz. Además de estas obras públicas, se fomentaron otras, como la construcción de caminos, la apertura del puerto de Guadarrama, o las de regadío, iniciadas con el comienzo de la construcción del canal de Castilla.

La política cultural, como continuidad de la seguida por monarcas anteriores, cuajó en misiones al extranjero, con el objeto de recabar información industrial y lograr la formación de estudiosos, que resultaron decisivas para la penetración de la Ilustración y como ruptura ya definitiva del aislamiento en que estuvo sumida España desde 1559.

El final de su reinado

En 1754, su equipo inicial de gobierno desapareció con la muerte de Carvajal y con el alejamiento del marqués de la Ensenada, hostigado por agentes ingleses y aborrecido por las aristocracias, representadas en el intrigante Fernando de Silva y Álvarez de Toledo, duque de Huéscar (pronto duodécimo duque de Alba). El gobierno posterior, encabezado por Ricardo Wall, más anglófilo, fue también más oscuro y se encaminó hacia la ruptura de la neutralidad anterior.

El último año de su vida, y a consecuencia de la muerte de su impopular esposa en 1758, Fernando VI estuvo encerrado en Villaviciosa de Odón (Madrid), sumido en profunda locura, con la administración paralizada y una España sin rey, pese a lo cual la monarquía siguió funcionando hasta que llegó de Nápoles su hermanastro Carlos, el futuro Carlos III, para hacerse cargo del trono español tras el fallecimiento sin hijos de aquél, el 10 de agosto de 1759, en la mencionada localidad madrileña.