Disciplina

La palabra disciplina viene de discípulo: el que aprende de un maestro

Esencialmente la disciplina es una forma de aprender del niño —y una manera de enseñar de los padres— las conductas más productivas y satisfactorias para él y para las personas que le rodean. Disciplinar al niño quiere decir fijar límites a su conducta y establecer reglas de convivencia.

La disciplina es un proyecto de enseñanza a largo plazo. Durante los años que van desde la infancia hasta la adolescencia, el niño necesita la autoridad, el amor y el ejemplo de sus padres para orientarse en su camino hacia la autonomía.

La disciplina es una expresión de amor a nuestros hijos y una responsabilidad fundamental de los padres.

La disciplina es una expresión de amor porque supone un gran trabajo y control personal, mantener la serenidad para guiar a nuestro hijo y resolver los conflictos sin agredirlo o faltarle al respeto.

Es también una gran responsabilidad porque el niño todavía es incapaz de controlar sus impulsos, y carece de un criterio suficientemente desarrollado para decidir y responder por las consecuencias de sus actos en gran parte de las situaciones que se le presentan.

Fuente: Guía para padres de la Consejería de Educación y Cultura del gobierno de Extremadura