Órdenes

Procuremos dar a nuestro hijo muy pocas órdenes, fijar algunas reglas esenciales y darle oportunidad de actuar libremente en todo lo demás.

Si gastamos la energía y la autoridad en asuntos que no valen la pena, no tendremos la fuerza suficiente para lo fundamental.

El niño aprende mejor las reglas importantes —como no tocar la estufa, salirse de la casa o asomarse por la ventana— si no están mezcladas con un gran número de prohibiciones.

Es más efectivo crear un ambiente seguro y quitar del alcance del pequeño los objetos valiosos o peligrosos hasta que él sepa cuidarlos, que vigilarlo y controlarlo constantemente.

Las cuestiones en las que el pequeño no afecta a otros ni se pone en riesgo son oportunidades de aprender a decidir y a observar las consecuencias de su conducta.

Fuente: Guía para padres de la Consejería de Educación y Cultura del gobierno de Extremadura