La disciplina con una explicación

A partir de los dos años, conviene acompañar la disciplina con una explicación.

Cuando comienza una conducta negativa del niño es necesario detenerla de inmediato: cargarlo, sentarlo en una silla, llevarlo a otro lugar hasta que se calme, sentarnos junto a él unos minutos y después explicarle por qué no aceptamos lo que hizo y por qué es necesario que le ayudemos a controlarse.

El niño tiene que saber cómo afecta su comportamiento a otros o a él mismo, y qué puede hacer para solucionar el problema. “Te quiero mucho, pero no puedo permitir que rompas los juguetes de tu hermana. ¿Qué vas a hacer ahora para que ella no esté triste?”

Es fundamental distinguir claramente entre el rechazo de la conducta errónea y la aceptación y amor a nuestro hijo. Después de disciplinarlo, las caricias y abrazos nos hacen mucho bien tanto al niño como a los padres.

Lo importante es que el niño se sienta cada vez más seguro y capaz de tomar sus propias decisiones.

Fuente: Guía para padres de la Consejería de Educación y Cultura del gobierno de Extremadura