El niño ante el divorcio

El divorcio es doloroso para todos

Aun cuando en la familia haya vivido tensiones y pleitos, el niño no quiere que sus padres se separen, quisiera que estuvieran juntos siempre.

Las familias desintegradas son muy difíciles de manejar para el niño, por eso los padres tenemos la gran responsabilidad de proteger a nuestro hijo de cualquier sufrimiento innecesario.

Antes de separarnos es importante hablar con nuestro hijo sobre esta decisión

Tenemos que decirle lo más claro posible, con explicaciones sencillas, que ya no vamos a vivir en la misma casa.

Si es posible, resulta mucho mejor hacerlo juntos.

Insistir en que el niño no es responsable de la decisión tomada, que ésta no se debe a nada que él haya hecho o dejado de hacer, es muy necesario pues, por lo general, un divorcio se da después de épocas de tensiones y conflictos en los que el pequeño ha estado muy cerca, y puede sentir que él es el culpable.

Es común que el niño piense que su padre —o su madre— se fue porque no lo quiere, porque él es malo

“Si me hubiera acabado la sopa, si le hubiera prestado el carrito a mi hermano, si no llorara tanto…”.

Los padres no debemos cansarnos de repetirle: “Los dos te queremos y disfrutamos estar contigo, pero a veces los adultos no podemos vivir juntos.

Tú no eres el responsable de nuestra separación”.

Para que el niño esté más tranquilo, los padres tenemos que hablar y ponernos de acuerdo

Una de las mayores dificultades de una pareja que se separa es que ha perdido la posibilidad de comunicarse.

Sin embargo, por difícil que parezca, cuando ambos padres estamos dispuestos, es posible separar nuestros problemas de pareja de los acuerdos que tienen que ver con los hijos.

Si logramos hacerlo con respeto y serenidad les estaremos dando un ejemplo y bases sólidas para su desarrollo.

Por más enojados que estemos entre nosotros, para nuestro hijo ambos padres somos igualmente importantes y queridos

Lo más destructivo que podemos hacerle al niño es ponerlo en medio de nuestros pleitos.

Usar al niño para herir al otro padre lo lastima mucho más a él; lo angustia, lo atemoriza y puede afectarlo en sus futuras relaciones de adulto.

Demostrar ira contra nuestra pareja enfrente del niño lo asusta mucho. Podría temer que nos enojemos también con él y decidamos abandonarlo.

No es saludable, ni ayuda al niño, que un padre se alíe con él para culpar al otro de la situación. Él nos quiere y necesita a ambos por igual.

Existen distintas reacciones de los niños ante la separación

Es natural que el niño esté inconforme, enojado o triste.

A veces no puede concentrarse, sueña despierto o se muestra inexpresivo y reservado; se siente abandonado por el padre que se fue y teme que el otro también lo deje.

“Si uno ya se fue, ¿por qué no ha de irse el otro?” Si el padre con el que vive llega a salir, tiene miedo de que no regrese.

Es necesario decirle una y otra vez cuánto lo queremos y asegurarle que nunca lo vamos a dejar.

Si el niño se porta obediente y complaciente, es necesario aclarar que no tiene que esforzarse en ser perfecto, que lo queremos tal como es, aunque se equivoque.

Cualquier retroceso en lo que ya había aprendido es normal.

Hay que tranquilizarlo y esperar un poco para que vuelva a dominar lo que ya sabía hacer: hablar bien, comer o dormirse solo. Con paciencia y comprensión debemos apoyarlo a seguir su camino hacia la independencia.

Un ambiente de cercanía y respeto anima al niño a expresar sus emociones

Por más doloroso que resulte, debemos dar a nuestro hijo oportunidad de decir qué piensa y cómo se siente, de hablar sobre sus dudas y sus temores.

También es recomendable, propiciar visitas a las amistades y parientes de quienes el niño reciba cariño y seguridad.

El niño necesita mantener el contacto con la familia de ambos padres

La convivencia con los tíos, primos y abuelos, lo ayuda a asimilar mejor la separación de sus padres y lo hace sentir tranquilo pues su familia extensa permanece a pesar de los cambios.

A veces, para consolar al niño, los familiares lo miman más de la cuenta. Tenemos que explicarles que, para nosotros, la disciplina es muy importante.

Justo en este tiempo en que todo se mueve, el niño necesita límites que le den confianza, y también cariño y flexibilidad que lo ayuden a adaptarse a su nueva situación.

Es bueno que el chico vea con frecuencia tanto a su papá como a su mamá, independientemente de con quién viva

Por lo general, los niños se quedan con la madre y ven al padre cada cierto tiempo.

Entre más cercana sea su relación con ambos, será mucho mejor.

Es conveniente hacer calendarios de visitas y crear rutinas para que el niño se sienta seguro, sobre todo en las primeras etapas de la separación.

El padre que se fue debe ser muy cuidadoso en el trato con su hijo

Esto implica no hacerlo esperar después de la hora en que quedó de encontrarse con él ni faltar a sus citas.

Al niño pequeño unos minutos le parecen eternos, y la desilusión de no verlo es enorme pues la interpreta como falta de cariño.

Si el padre —o la madre— no puede ir o va a llegar tarde, debe avisarle con anticipación. También tiene que estar dispuesto a dar lo necesario para su educación y sustento.

Los conflictos de la pareja con frecuencia se manifiestan en el manejo del dinero

Muchas veces se utiliza lo económico como medio de control o de presión.

Los padres podemos entrar en una lucha de poder: “Si no me das dinero, no ves a los niños”, o “Si no me dejas a los niños, no te doy dinero”.

Estas situaciones hacen sufrir a los hijos y los colocan entre la espada y la pared.

¿Cómo manejar con los hijos las nuevas relaciones de pareja?

Para un niño es doloroso que su papá o su mamá se casen con otra persona, pues eso le hace perder la ilusión de verlos reunidos otra vez.

Pero si manejamos la situación con sensibilidad e inteligencia, el niño va a poder aceptarla más fácilmente.

Debemos insistir en que bajo ninguna circunstancia lo vamos a dejar, y hacerle saber muy claramente que nuestra nueva pareja no sustituirá nunca a su madre o a su padre.

Cada uno tiene su lugar. Además, con la nueva relación él puede tener una nueva fuente de apoyo y cariño.

Algo muy diferente son las relaciones pasajeras.

No conviene presentar al niño a nuestras nuevas relaciones hasta no tener la seguridad de que son serias y estables.

Los cambios de pareja lo confunden y pueden hacerlo sufrir.

Si llegamos a sentirnos confundidos y agobiados por nuestra situación personal es recomendable pedir apoyo y orientación

Es recomendable hablar con personas de nuestra confianza que hayan vivido una situación semejante y la hayan resuelto de manera satisfactoria, o consultar a un profesional que nos oriente en el manejo de los hijos y de nosotros mismos.

Pruebe algunas de las siguientes recomendaciones

– Durante el proceso de separación póngase en contacto con la escuela y trabaje junto con los maestros.

– Mantengan usted y su pareja una comunicación abierta en beneficio de su hijo. Es su compromiso e interés común.

– Hable con el niño de manera clara y abierta sobre la separación.

– Si el niño tiene dudas o sentimientos de culpa, exprésele que no tiene ninguna responsabilidad en la separación.

– Aliente a su hijo a expresar sus sentimientos.

– Propicie actividades que el niño pueda realizar tanto con usted como con el otro padre: él los necesita a los dos.

– Esté pendiente de cómo se comporta su niño. No importa si responde con lágrimas o escondiéndose, de todos modos necesita ayuda, comprensión y afecto.

– No desahogue su enojo con su hijo.

– Trate de mantener estables los hábitos que tenía el niño antes de la separación, aun en momentos de emociones intensas.

– No establezca alianzas con su hijo en contra de la pareja y no hable mal de él o ella enfrente del niño.

Fuente: Guía para padres de la Consejería de Educación y Cultura del gobierno de Extremadura