Inteligencia colectiva y equipos

La toma de decisiones en los grupos pequeños es más bien compleja. Pocas organizaciones logran que los equipos funcionen bien o coherentemente. Por el contrario, las decisiones de los equipos pequeños suelen estar influenciadas por sus integrantes más ruidosos o con mayor facilidad de palabra, independientemente de la validez de las ideas esgrimidas. Es muy común que los equipos pequeños no sean más que la suma de sus partes y, por tanto, muy poco inteligentes colectivamente.

El primer punto para lograr que un grupo pequeño sea más efectivo, es mantenerse abierto a todas las opiniones, en vez de aceptar sin más la opinión del líder, y propiciar el debate de ideas. Este tipo de grupos funciona mejor cuando las ideas asumidas implícitamente son clarificadas.

Por otra parte, cuando los equipos pequeños favorecen el consenso sobre el disenso, o el acuerdo sobre la discusión, resulta más difícil que la sabiduría colectiva se imponga. El gran problema aquí es el modo de tratar las ideas de la minoría dentro del grupo. Si los inconformistas no son escuchados, nunca surgirá la inteligencia colectiva. Todos los equipos pequeños requieren de un “abogado del diablo” que esgrima el punto de vista de la minoría.

Asimismo, los grupos pequeños requieren de la diversidad para ser efectivos. Lo mejor es que el equipo esté conformado por personas provenientes de diversas industrias y con experiencias particulares. Esto evitará que cada miembro se “polarice”, es decir, que se sienta presionado a pensar igual que el resto de los integrantes. Todo el mundo debe confiar en que su opinión será valorada.