Sismicidad

Nuestro país se encuentra localizado en una región del planeta con gran actividad sísmica, en el pasado reciente y en la actualidad se han hecho observaciones y estudios con el objeto de prevenir los desastres que estos fenómenos naturales ocasionan.

Los avances en las investigaciones realizadas han permitido establecer magnitudes máximas de los sismos que pueden ocurrir en un futuro cercano, sin embargo, no ha sido posible predecir en que momento ocurrirán.

Los grandes avances científicos y técnicos benefician a la población porque nos permiten construir nuestras viviendas y demás obras civiles con la resistencia adecuada para enfrentar tales fenómenos, y nos permiten tomar las medidas preventivas necesarias para situaciones de esta naturaleza.

Las viviendas unifamiliares están construidas básicamente con muros, y son precisamente estos elementos los adecuados para resistir los efectos de un temblor, en zonas como el Distrito Federal.

A mayor intensidad sísmica, más importante será la función de los muros en la resistencia de la vivienda.

Intervienen en esto la calidad de los materiales, el tipo de construcción, la cantidad, distribución y orientación de los muros en planta, así como su forma, tipo de refuerzo y detallado.

Adicionalmente, y sin importar cuál es la intensidad sísmica, siempre deberá buscarse la integración de todos y cada uno de los muros en una sola unidad estructural en la vivienda.

Esta integridad puede lograrse ligando los muros entre sí en su base (la cimentación) y en su extremo más alto (generalmente en el nivel del techo), mediante el uso de dalas o cadenas, descritas en el capítulo donde se habla de los muros.

En el desarrollo de este capítulo el lector podrá:

– Identificar en las diferentes regiones sísmicas la localización de su vivienda, para conocer la intensidad de los temblores a que podrá estar sujeta la estructura.

– Determinar el tipo de materiales más adecuados, los tipos de refuerzo y detalles apropiados para lograr la resistencia necesaria de los muros.

– Conocer los efectos secundarios provocados por un sismo, dependiendo de las condiciones geográficas.

– Recordar medidas de seguridad mínimas para antes y durante el temblor.

Las distancias de la ciudad de México a las fallas geológicas con mayor posibilidad de producir macrosismos de gran intensidad, son de 300 kilómetros aproximadmente, y se pueden prever periodos lentos en la zona de arcilla de alta compresibilidad hasta de unos dos segundos, como se apreciaron el 19 de septiembre de 1985.

Existe la posibilidad de sismos más cercanos, pero de menor intensidad e incluso con epicentros locales. Se puede prever mayor peligro en los lejanos e intensos (macrosismos).

Fuente: Manual de autoconstrucción, manos a la obra de IMCYC