Reanimación cardiopulmonar pediátrica

El paro cardiorrespiratorio (PCR) es la vía final común de una serie de condiciones y enfermedades graves. La etiología del PCR es distinta en los pacientes pediátricos y en los adultos. El paro cardíaco por causa primaria es infrecuente en la población pediátrica; sin embargo últimas revisiones han encontrado hasta un 15% de fibrilación ventricular en pacientes pediátricos.

De esta manera, la causa más frecuente de PCR esta dada por enfermedades que producen insuficiencia respiratoria o circulatoria que progresa a la falla cardiorrespiratoria, produciendo hipoxia grave que conduce al paro cardíaco sin pulso.

Entre éstas hay que destacar: Insuficiencia respiratoria aguda (IRA), asfixia por inmersión o bronconeumonías, síndrome de muerte súbita, TEC, politrauma con compromiso de vía aérea, primario o secundario, sofocación por cuerpo extraño, inhalación de gases tóxicos etc.

Pese a los adelantos y nuevos consensos en el tratamiento del paro cardiorrespiratorio, el pronóstico vital del evento ocurrido fuera del hospital continúa siendo muy bajo, no más allá de un 10% de sobreviva y la mayoría de estos pacientes tendrán secuelas neurológicas. El pronóstico puede mejorar, hasta un 50% de sobrevida, si el paro es sólo respiratorio y se practica reanimación básica rápida.

La reanimación cardiopulmonar, tanto básica como avanzada, forma parte de la respuesta a las situaciones de emergencia que conducen al paro cardiorrespiratorio. Esta cadena de respuesta es conocida como la Cadena de la Sobrevida, en donde cada uno de los eslabones es importante e indispensable para un buen resultado final.

Debido a lo anterior es que el primer eslabón de la Cadena de la Sobrevida, la Prevención, cobra cada vez más importancia en el manejo actual del paro cardiorrespiratorio, por lo que todo responsable de un sistema de salud debe fomentar y favorecer la educación, que parte en los pacientes pediátricos desde la educación en hacer dormir de lado o espalda en los menores de 1 año, seguido por la prevención de traumatismos y accidentes con las siguientes medidas:

– Uso de cascos de protección durante la práctica de bicicleta
– Uso de asientos de seguridad para automóviles
– Uso de rejas de al menos 1,5 metros de altura con puerta con llave alrededor de una piscina

La American Heart Association y la Fundación Interamericana del Corazón, han definido como Neonato a los pacientes durante sus primeros 28 días de vida, Lactante a los pacientes entre 1 mes y 1 año y Niño a los pacientes entre 1 y 8 años. El término Adulto, por razones prácticas, se aplica a las víctimas 8 años hasta la edad adulta.

Fuente: Manual de pediatría por el Dr. Andrés Castillo Moya, y el Dr. Enrique Paris Mancillade la escuela.med.puc.cl