Origen de la insulina

La insulina se descubrió en 1921, durante años la insulina que se ha empleado para el tratamiento de la diabetes, es extraía del páncreas de diversos animales, principalmente del buey (insulina bovina), y sobre todo del cerdo (insulina porcina).

La insulina porcina es casi idéntica a la insulina humana y posee el mismo efecto sobre la glucosa en sangre.

En la actualidad las insulinas que se tiende a emplear son las denominadas humanas, que son químicamente iguales a la del hombre y se obtienen de ciertas bacterias y levaduras mediante técnica de ingeniería genética o a partir de la insulina de cerdo, que mediante un proceso químico adecuado se transforman en insulina exacta a la del hombre.

El término insulina humana, se refiere a que su estructura es idéntica a la insulina producida por seres humanos, aunque no se obtenga a partir de ellos.

La pureza de las insulinas actuales es muy superior a las primitivas, lo que evita reacciones indeseables.

La insulina se destruye en el estómago, por eso no puede administrarse por vía oral y debe administrarse por vía parenteral. Otras vías de administración (nasal, rectal, etc.), son poco eficaces debido a una absorción parcial e irregular de la insulina.

Fuente: Guía diabetológica de David Gómez Carcelén