Postulados universales de justicia

Han sido encontrados cinco postulados de justicia. Ellos fueron encontrados en el análisis de nuestra propia experiencia subjetiva con las dimensiones de evidencia inmediata; también, fueron hallados en la confesión general de la misma evidencia subjetiva por otras personas, que tomaron en serio el tema, sin ninguna excepción; asimismo, por virtud de nuestra propia incapacidad para imaginar una con-cepción de la justicia que no contenga esos postulados , por fin, en méritos de la incapacidad de las demás personas para imaginar una desviación tal.

Valiéndose de los métodos indicados, ha sido posible establecer un ensayo de una lista de cinco postulados universales de justicia, que son los siguientes:

  1. VerdadLa justicia exige un acuerdo con la verdad objetiva; es decir, exige que todas las afirmacionessobre hechos y relaciones deben ser objetivamente verdaderas, así como deben serlo también las declaraciones que hagan las personas implicadas en un problema de Derecho.
  2. Generalidad del sistema de valores que sean aplicables. Desde el punto de vista aceptado, seríainjusto seleccionar arbitrariamente diversos sistemas de valores al considerar varios casos del mismo tipo.
  3. Tratar como igual lo que es igual bajo el sistema de valores aceptadoEs injusto discriminararbitrariamente entre casos iguales; y aquí «arbitrariamente» significa en contradicción con el sistema aceptado.
  4. Ninguna restricción de la libertad, más allá de los requerimientos dei orden de valores aceptados.
  5. Respeto a las necesidades de la naturaleza, en el sentido más estricto de esta expresión. Es injusto imponer una sanción por el no cumplimiento de un precepto que no puede ser cumplido, es decir, que pertenece al campo de la imposibilidad física, o mental, o social.

Con respecto a lo último, cabe afirmar que nadie tiene un deber de hacer lo que no puede hacer. Esto parece autoevidente.

Es imposible para los hombres trabajar continuamente durante 20 horas diarias, o trabajar sin alimento o realizar una labor dura cuando se está enfermo y subalimentado.

Es imposible establecer plena igualdad entre todos los seres humanos. Incluso si las condiciones económicas pudieran igualarse, lo cual no es posible hacer, seguiría siendo imposible igualar las condiciones físicas y mentales de todos los individuos, su estado de salud, la longitud de sus vidas, sus respectivos caracteres, la atmósfera familiar en la cual se desenvuelven, la felicidad de sus cónyuges, el número y la salud de sus hijos y amigos, la satisfacción que encuentren en sus trabajos, y muchas otras condiciones de la felicidad personal.

Por lo que respecta a la economía, la ciencia puede opinar con absoluta certidumbre que es imposible establecer plena igualdad económica entre todos los seres humanos en el mundo, y ni siquiera dentro de un gran país, por causa de las diferencias personales que no pueden ser igualadas – salud, aptitudes, familia.

Estas diferencias personales producen siempre dimensiones cambiantes en las condiciones económicas, lo cual necesariamente derrota cualquier intento de establecer una pauta válida de igualdad económica, ni siquiera teoréticamente, y, todavía más, de mantener en práctica ese intento a lo largo del tiempo.

Es imposible conseguir al mismo tiempo dos de las siguientes igualdades dentro del área de una gran sociedad: igualdad per cápita; igualdad de acuerdo con las necesidades; igualdad según la cantidad de trabajo; igualdad conforme a la calidad del trabajo; igualdad de oportunidades.

Se debe también tomar en cuenta la llamada «imposibilidad ética» que se define como la violación de aquellas leyes éticas cuyo olvido hace imposible la existencia de la sociedad, desde el punto de vista de los mecanismos causales. Si no se toma en cuenta un determinado mínimo ético, la sociedad comete suicidio. Ese mínimo de leyes éticas constituyen una especie de leyes autovengadoras; es decir, el incumplimiento de esas normas provoca la autodestrucción de la sociedad.

Ninguna suciedad humana ha permitido el homicidio libre; ninguna sociedad ha concedido permiso de matar indiscriminadamente; porque esto haría imposible toda vida en cualquier colectividad. Si se negase el derecho de legítima defensa, la vida social se disolvería, quedaría destruida, porque le faltaría el mínimo de solidaridad indispensable para subsistir.