Secador a vacío y rotatorio

Secador a vacío

En el secador a vacío (Fig. 3.47), las puertas deben cerrar herméticamente. Unas placas o unos serpentines calefactores incorporados en su interior y calentados con vapor, sobre los que se colocan las bandejas con el material que hay que secar, aportan el calor necesario.

Los vapores que se desprenden durante el secado se aspiran con la ayuda de una bomba de vacío, se enfrían y se condensan a continuación en un refrigerante tubular. Los secadores de vacío son apropiados para las materias difíciles de secar.

Secador rotatorio.

El secador de tubo giratorio o de tambor (tubo giratorio de Schilde) está indicado para el secado de grandes cantidades de material de grano fino (Fig. 3.49).

En el tambor, que gira lentamente y es un cuerpo cilíndrico hueco ligeramente inclinado hacia abajo, se desplaza la materia por su propio peso. Unas piezas interiores aumentan la superficie expuesta y favorecen el máximo contacto entre el aire de secado y la carga húmeda.

El giro del tambor voltea continuamente el material que, por la inclinación del tubo, va moviéndose hacia la salida. Frecuentemente se debe acoplar a continuación un eliminador de polvo que mediante sacos colectores o ciclones separe el polvo del aire (Fig. 3.50).

Fuente: Apuntes de procesos químicos de la UNIDEG