Inflación y recesión

Algunos de los países más desarrollados, como Japón y Alemania Occidental (ahora perteneciente a la unificada República Federal de Alemania), lograron superar la crisis de las décadas de 1970 y 1980 mejor que el resto de los países. Sin embargo, todos los países desarrollados han tenido que enfrentarse al problema de una alta inflación acompañada de altas tasas de desempleo y escaso crecimiento económico.

La transformación que impuso la OPEP en el mercado energético mundial agravó los problemas de inflación al elevar los precios del petróleo y, por lo tanto, aumentar el coste de la calefacción y de la producción de importantes bienes que utilizan petróleo en sus procesos de producción, entre los que hay que destacar los fertilizantes químicos, los productos plásticos, las fibras sintéticas y los productos farmacéuticos.

Estos precios elevados reducían el poder adquisitivo de la misma manera que lo hubiese hecho un impuesto sobre la renta alto. La pérdida de poder adquisitivo hizo que el volumen de ventas de bienes de consumo disminuyera, lo que provocó el despido de numerosos trabajadores y la ruina de otros tantos comerciantes, lo que produjo un efecto en cadena perjudicial para toda la economía.

Fuente: Apuntes de Introducción a la Economía de la UNIDEG