El lenguaje visual del color

Los colores ofrecen la oportunidad de proyectar un estado de ánimo o una sensación. La cosa puede reducirse a la simple elección de colores que evoquen las estaciones del año, pero las estaciones pueden transmitir también, a través de asociaciones mentales, sensaciones de frescura y armonía, o de frialdad y discordia.

Artistas como Picasso experimentaron ampliamente con la utilización de colores, y es probable que conozcamos sus pinturas más obviamente temperamentales, aquellas que realizó durante su «época azul». Todos los artistas, en una fase u otra, transmiten su estado de ánimo a través del color, y la tarea del diseñador es explotar dinámicamente, cuando es necesario, el poder de los colores para crear un estado de ánimo, sea mediante los colores mismos, o bien mediante su conjunción con imágenes.

A veces, por razones financieras o por una opción personal, pueden explotarse con eficacia tonos grises, en especial para crear una sensación opresiva y misteriosa. Añadamos el rojo, y se obtiene un resultado impactante, con tensión y suspenso.

La publicidad recurre mucho a la naturaleza subconsciente de los efectos de color. Se ven con frecuencia comparaciones, por ejemplo, entre un cuerpo saludable, bronceado, y una figura de aspecto anémico.

El rico color del bronceado evoca al instante una sensación de bienestar que se asocia con el producto promocionado. Los colores de los alimentos se utilizarán cuidadosamente para generar un deseo impulsivo de consumir dichos productos.

Otro factor importante son los anhelos románticos, que pueden integrarse de forma deliberada en el trabajo de diseño mediante tonalidades suaves, delicadas, como las que se utilizan en algunas pinturas impresionistas. La tecnología moderna, por otra parte, en su deseo de crear una atmósfera profesional, utiliza con frecuencia el color de un modo mínimo, no adulterado, para transmitir un clima limpio, agudo y cargado de propósitos concretos.

Obviamente, la cantidad de color que se utilice estará determinada por muchos factores. El equilibrio entre todos los elementos del diseño también debe determinarse, y hay que prestar una atención constante a la evolución de formas, tipos, proporciones, colores o tonos, y por último, imágenes y sensaciones. Recordemos que todos estos factores se relacionan entre sí y, si se estudian a conciencia, determinan el éxito de un diseño.

Fuente: Apunte Taller de Diseño Gráfico Color de la U de Londres