Origen y evolución del comercio justo

Fue en 1964, en el seno de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), cuando se oyó por primera vez el grito de “Comercio, No Ayuda”. En aquel momento, los países altamente industrializados eludían problemas vitales tales como el precio de las materias primas y la apertura de los mercados, centrando sus actuaciones sobre los países del Sur en la concesión de créditos y Ayuda Oficial para el Desarrollo (AOD). Durante la segunda Conferencia de la UNCTAD en 1968, los países en desarrollo volvieron a reivindicar un comercio más justo, pero el resto del mundo hizo caso omiso a sus exigencias.

En la Europa de los 60, los problemas Norte-Sur fueron recogidos por diferentes colectivos que empezaron a protestar contra el comercio internacional y la desigual repartición del poder. Entre estos grupos, nació la idea de crear “tiendas UNCTAD” para vender productos del entonces denominado Tercer Mundo, cuya entrada en el mercado europeo era obstaculizada por los aranceles y otras barreras a la importación.

En abril de 1969, se inaugura la primera “tienda solidaria” en el pueblo holandés de Breukelen. Fue el inicio de un periodo de rápido crecimiento pues en tan sólo dos años los Países Bajos ya poseían 120 tiendas de este tipo y el movimiento se extendió rápidamente a Suiza, Alemania, Austria, Francia, Suecia, Gran Bretaña y Bélgica. Con la apertura de las tiendas de Comercio Justo, la artesanía como gama de productos empieza a demandarse cada vez más.

En la década de los 70, tiene lugar un debate ideológico sobre los objetivos del Comercio Justo, así se plantea la venta de productos no como un objetivo en sí mismo, sino como una manera de dar información y concienciar a la población. El resultado fue la conversión de las tiendas solidarias a sedes de las campañas y acciones sociales del movimiento de Comercio Justo.

En los años 80 cambia la perspectiva y se le vuelve a otorgar tanta importancia a la venta como a las campañas y a la educación en el Norte. El desarrollo de nuevos productos y la mejora de la calidad empiezan a ganar terreno, siendo el momento en que se comienza a trabajar con los grupos productores en la creación de artículos variados. Asimismo, se pone el acento en otros temas tales como el marketing o la comunicación con miras a llamar la atención del consumidor.

Fuente: Fundación española para la innovación de la artesanía. Madrid 2003