Educación, promoción y defensa del comercio justo

Las organizaciones de Comercio Justo educan e informan a los consumidores sobre el injusto orden económico mundial y sobre el contexto de pobreza de los productores del Sur. Promueven el comercio alternativo y lo difunden como modelo válido para cambiar las injustas estructuras del comercio internacional.

Además, sensibilizan a empresas, instituciones públicas y al público en general sobre los valores culturales y tradicionales del Sur con miras a promover el respeto intercultural hacia sus pobladores.

Así, todos y cada uno de los actores de Comercio Justo han de cumplir dichos principios o criterios, de forma que:

Los productores se comprometen a:

– Organizarse de manera democrática, asegurando la participación en condiciones de igualdad de mujeres y hombres, tanto en la retribución económica como en la toma de decisiones. Deben respetar los derechos humanos, prestando especial atención a la ausencia de explotación laboral infantil.

– Producir con calidad, lo que también implica que el producto tenga el máximo de valor añadido desde origen.

– Velar por el medio ambiente, tanto en la utilización de materiales y recursos de la zona como en las tecnologías empleadas.

– Trabajar con rigor en el cumplimiento de las fechas de entrega; mantener un diálogo fluido con el comprador; velar junto con la importadora y/o comercializadora por la viabilidad económica de la transacción; disponer de información suficiente sobre el producto y los procesos productivos.

Las importadoras y/o comercializadoras se comprometen a:

– Pagar un precio justo al productor que le permita tener una vida digna adecuada a su contexto. Este precio no es impuesto por los importadores sino acordado y consensuado, debiendo cubrir los costes reales de producción y dotando de un margen que posibilite al artesano invertir en su futuro.

– Apoyar a los productores financiando por adelantado la producción, hasta un 50% del valor de la importación.

– Establecer relaciones duraderas y a largo plazo, planificando sus pedidos con suficiente antelación.

– Brindar asesoramiento y capacitación a los productores.

– Llevar a cabo labores de sensibilización acerca de la realidad de los países del Sur, denunciando las políticas comerciales injustas y presionando a los gobiernos para su transformación.

Las tiendas y los clientes se comprometen a:

– Trasladar adecuadamente el proceso de elaboración, origen y contenido social que se encuentra detrás de cada uno de los productos que ofrecen.

– Informar sobre las características generales del Comercio Justo, realizando labores de sensibilización y concienciación, con miras a provocar análisis críticos y contribuir a la movilización social.

– Por su parte, el consumidor que elige una tienda de Comercio Justo es responsable y consciente de que no sólo contribuye a pagar un precio por el producto que adquiere, sino que es copartícipe de las condiciones sociales y medioambientales en la que éste ha sido realizado.

Este marco de principios ha sido sistematizado por IFAT en estándares verificables, que son medidos y controlados por un sistema de monitoreo.

Fuente: Fundación española para la innovación de la artesanía. Madrid 2003