Los movimientos debidos al viento

La movilidad de las aguas superficiales se produce por la acción de los vientos, que provocan movimientos ondulatorios (olas y ondas marinas) y otros movimientos horizontales (corrientes).

Olas y ondas marinas

Las olas de origen eólico son movimientos ondulatorios que se forman en lugares con vientos fuertes, propagándose a grandes distancias. Las olas suponen la agitación de la superficie marina, no llegando a más de 200 m de profundidad. Cuando cesa el viento cesan las olas en mar abierto, pero se mantiene la vibración de las aguas, produciéndose ondulaciones regulares llamadas ondas, que se propagan a grandes distancias sin desplazar la masa de agua.

Diferencia entre olas y ondas

Las olas varían según la acción del viento sobre la superficie, en función de su velocidad, duración y amplitud en mar abierto. La formación de las olas comienza con los primeros rizos y, si el viento se mantiene, el agua se apila en crestas, de forma que la cara levantada de cada rizo presenta mayor superficie al viento.

Un mar es el complejo resultando de la intensidad y dirección del viento variables, y de la combinación de las olas en distintos modelos en cuanto a dirección, longitud y amplitud de onda.

Las ondas libres de movimiento ondulatorio son el resultado del movimiento del agua, que describe órbitas para volver a la vertical. Según se alejan de su lugar de origen se modifican: las crestas se hacen más bajas y redondeadas, de forma más simétrica y se mueven en trenes de período y altura similar. Con este aspecto se llaman marejada, o aveces mar gruesa, y pueden transmitirse a miles de kms.

Modificación de las olas en las costas

Toda esta configuración varía al acercarse a la costa, donde ejercen una acción erosiva. Experimentan modificaciones en función del contorno de los fondos oceánicos, de las pendientes de las playas, del trazado de las costas y de la profundidad de la plataforma.

La menor profundidad del fondo produce el rompimiento de las olas. Se produce cuando la profundidad es menor de media longitud de onda o es 1’3 veces la altura de la onda, ya que el movimiento no puede realizar su órbita circular, se transforma en una elipse, decrece la longitud de onda, se eleva el pico de la onda, aumenta la velocidad de las partículas de la cresta y la ola forma un pico según avanza hacia la costa. El avance de las crestas es más lento cuanto más rápidamente se eleva el fondo.

Olas sísmicas

Hay ondas que dependen de otros factores, como las olas sísmicas producidas por erupciones submarinas, volcanes, deslizamientos de tierra o terremotos, que producen olas de fondo de devastadoras repercusiones en las costas en forma de maremotos. También hay olas provocadas por el hombre a consecuencia de explosiones nucleares submarinas.

Los maremotos no tienen que ver con las mareas, ya que éstas son periódicas y predecibles. Las olas destructivas o tsunamis son impredecibles y pueden alcanzar hasta 30 m de altura. Hay zonas más propensas a ellas, como las costas mediterráneas, el Caribe y costas occidentales de Asia.

Las corrientes superficiales

La dirección dominante de los vientos provoca la circulación de unas corrientes de agua en superficie. A escala planetaria son similares los sistemas circulatorios oceánicos y atmosféricos, aunque la circulación de las aguas es más lenta que la atmosférica.

Estas corrientes se desplazan de forma constante en la superficie de los océanos, diferenciándose del resto de aguas en su temperatura. Sus características son reflejo de su procedencia, más frías, como las procedentes del oeste que al chocar con los continentes van hacia el sur (corrientes de Humbolt, de Benguela o de Canarias), o cálidas las que van hacia el norte (corriente del Atlántico Norte).

Tipos de circulaciones

Las corrientes superficiales varían según la naturaleza del viento, del lugar y la fuerza que ejerce sobre las aguas. Se pueden observar dos tipos de circulaciones:

– Circulación media: presentan corrientes anchas, lentas y constantes.

– Circulación sinóptica: variaciones de las corrientes a nivel diario y mensual, con corrientes estrechas, tortuosas, rápidas y muy volubles. Estas variaciones no tienen contrapartida atmosférica, como las corrientes medias.

Corrientes de impulsión y de descarga

Otras corrientes son producidas por movimientos compensatorios de temperatura y densidad, o diferencia de nivel en las aguas. A estas se les llama corrientes de descarga, en oposición a las provocadas por el viento, que se denominan corrientes de impulsión.

Factores que condicionan la trayectoria de las corrientes marinas

– Vientos. Ejercen una fuerza sobre las aguas, que se mueven en la misma dirección. Ésto se pone de manifiesto en el Hemisferio Sur, ya que los tres océanos presentan una circulación similar provocada por los vientos del oeste, ya que ninguna barrera modifica su trayectoria inicial. En el Océano Índico cambia la dirección de las corrientes por los monzones, por lo que varían con las estaciones. Cuando sopla el monzón invernal del NO la dirección norecuatorial es muy potente. Cuando sopla el de verano desaparece la corriente norecuatorial para instalarse la corriente del este, hasta el Pacífico occidental. En bajas latitudes se observa la influencia de los alisios, una de las principales fuerzas motrices de las corrientes, que transportan agua hacia el oeste y forman la corriente norecuatorial. Los vientos del oeste impulsan la corriente del Golfo y la corriente Antártica.

– Rotación de la Tierra. La fuerza de Coriolis da lugar a una deriación de las aguas, modificando la dirección inicial hacia la derecha en el Hemisferio Norte y a la izquierda en el Sur. Otro efecto importante es el desplazamiento de los giros circulatorios de las corrientes hacia el oeste y la intensificación de las corrientes en el lado occidental de las cuencas oceánicas.

– Presencia de barreras continentales. La presencia de barreras continentales en el camino de las corrientes lleva consigo la división lateral de las masas de agua, originando las corrientes de descarga pasiva. Un ejemplo es el desplazamiento de la corriente sudecuatorial que llega al Brasil, bifurcándose parte hacia el sur y parte hacia el norte, juntándose con la corriente norecuatorial en el Golfo de México.

Movimientos de compensación

La desviación de las corrientes cálidas hacia latitudes más frías tiene consecuencias climáticas, pues hace que se suavicen las temperaturas costeras, y lo contrario con las corrientes frías. Las temperaturas costeras varían dentro de una misma latitud en función de la proximidad de una corriente fría o cálida:

– Zona intertropical: las costas occidentales reciben corrientes frías, con lo que su temperatura es más fresca que en las costas orientales.

– Zona templada: en latitudes bajas, las costas orientales son más cálidas que las occidentales, mientras que en latitudes más altas sucede lo contrario, en función de las corrientes que les afectan.

– Zonas polares: las costas occidentales tienen temperaturas más suaves que las orientales, afectadas por las corrientes frías derivadas del océano Ártico.

En general, en latitudes bajas y medias predominan las corrientes de impulsión (derivadas del viento), mientras que en altas latitudes la situación en más compleja, adquiriendo gran importancia las corrientes de descarga.

Entre las principales corrientes cálidas destacan: Hemisferio Norte –  Kurosivo, Ecuatorial septentrional, Florida, Atlántico Norte, Guinea y contracorriente ecuatorial. Hemisferio Sur –  Ecuatorial meridional, del viento del oeste en el Pacífico, Brasil y Agulhas.

Dentro de las corrientes frías están: Hemisferio Norte – Pacífico Norte, Alaska, California, Labrador y Canarias. Hemisferio Sur: Perú, Malvinas, Benguela y del viento del oeste en el Atlántico e Índico.

La circulación abisal

Está formada por corrientes muy frías. Se inicia por el descenso de aguas frías en regiones polares, que se trasladan por debajo de las aguas menos frías, debido a su mayor densidad, hasta el Ecuador, a causa de la rotación de la Tierra, a lo largo de las costas occidentales de las cuencas oceánicas. Al juntarse las corrientes frías provenientes del norte y del sur se producen flujos ascensionales compensatorios.