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El desarrollo del hombre desde el nivel físico de su evolución, pasando por su crecimiento en en las áreas sociales y científicas hasta llegar a la era moderna se ha visto apoyado por herramientas que extendieron su funcionalidad y poder como ser viviente.

Durante la época prehistórica, el hombre se valió de la piedra, la madera y el metal para construir extensiones de su cuerpo: Un martillo o punta de lanza de piedra, obsidiana, madera endurecida al fuego para tener un alcance mayor de sus brazos y dominar a las bestias para conseguir el sustento diario.

Después domesticó a los animales y construyó artefactos cada vez más complejos: Un arco para enviar sus «brazos» (flechas) en la distancia y subyugar a animales más peligrosos. Y así como extendió sus brazos, pronto encontró la forma de extender sus piernas para alcanzar lugares más lejanos: fabricó navíos para cruzar ríos, lagos y mares; carretas que los llevaban a lugares distantes más rapido que sus pies y con cargas mayores y hasta refinó las artes que le permitieron tener en el hogar paisajes y monumentos de la naturaleza para darse la sensación de tenerlos a su alcance en todo momento.

Finalmente, y sintiéndose conciente de su habilidad creativa, metódicamente elaboró procedimientos para organizar su conocimiento, sus recursos y manipular su entorno para su comodidad, impulsando las ciencias y mejorando su nivel de vida a costa de sacrificar el desarrollo natural de su ambiente, produciendo así todos los adelantos a los que un gran sector de la población conocemos: automóviles, aeroplanos, trasatlánticos, teléfonos, computadoras, televisiones, etc.

El cómputo electrónico

En el transcurso de todo este desarrollo, lo que nos interesa revisar es la evolución de un sector tecnológico: El cómputo electrónico. Este nació con las primeras computadoras en la década de los 40’s con los tubos al vacío y los tableros de control enchufables. Y fue así porque la necesidad del momento era extender la rapidez del cerebro humano para realizar de algunos cálculos aritméticos y procedimientos repetitivos.

Las generaciones de computadoras

El esfuerzo en el cómputo electrónico se reflejó en crear unidades de procesamiento cada vez más veloces conforme la tecnología en la electrónica avanzaba. Así tenemos cuatro generaciones bien definidas: la primera con tubos al vacío, la segunda con transistores, la tercera con circuitos integrados y la cuarta con circuitos integrados que permitieron el uso de computadoras personales y el desarrollo de las redes de datos.

Las redes de datos

Una vez resuelto el problema de extender el poder de cálculo del cerebro humano nació o se comenzó a atacar el problema de compartir los datos y la información que ese poder de cálculo produjo, lo cual nos llevó a inventar la forma de compartir recursos (impresoras, graficadores, archivos, etc) a través de algún medio de transmisión usando una serie de reglas (proocolos) para accesar y manipular dichos recursos.

Los sistemas distribuidos

Las redes de computadoras nos permitieron reunir esfuerzos aislados en esfuerzos conjuntos que producían bienes mayores (sinergia). Sin embargo, en una red la forma de accesar dichos recursos va de la mano con conocer la manera de llegar a esos recursos y saber cómo manipularlos, es decir, no hay transperencia. El siguiente salto tecnológico-filosófico es extender las redes de cómputo (extensiones del poder de cómputo de cerebros humanos aislados) hacia los sistemas distribuidos (una entidad vista como un todo y conformado por múltiples cerebros ubicados en localidades alejadas unas de otras que nos ofrecen servicios y recursos sin importar su ubicación)

Y si Carl Jung está en lo correcto respecto a su teoría del conciente colectivo, parece ser que los adelantos tecnológicos se van agrupando y homogeneizando hacia un conciente colectivo tecnológico.

Fuente: Apunte de Redes y telecomunicaciones de la www.udlap.mx